Saturday, January 25, 2025
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Cuba y los cubanos: Incapaces de ejercitar los Derechos Humanos

SLP, México.- Enyugada cual yunta de bueyes o mulas a una dictadura longeva, Cuba, como nación, entiéndase como pueblo o más propiamente como un montón de gente escandalosamente pachanguera, reidora en sus miserias humanas más que materiales, remachada en el discurso palabrero que la estrangula y en el aplauso servil, llega a otro 10 de diciembre, día en que personas libres del mundo celebran sus derechos, los Derechos Humanos. Pero en Cuba no tenemos hechos ganados con derechos para celebrar.

Un montañés, arriero, devenido ilustre general, estratega en nuestras guerras independentistas y lugarteniente del Ejército Libertador, es autor de una frase más recordada por decir que la libertad no se pide, sino se consigue con el filo del machete, que por la idea central de aquel apotegma que bien puede considerarse constituyente de todo el Derecho y, en particular, de toda defensa jurídica, ya sea desde el estrado del más competente abogado, hasta en el decir de cualquier persona haciendo valer sus potestades ciudadanas, entiéndase, humanas.

“Mendigar derechos es propio de cobardes incapaces de ejercitarlos”, dijo Antonio Maceo Grajales, en alusión a que los cubanos sin esperar por concesiones o ayudas externas, debíamos conseguir la libertad con “nuestros esfuerzos”.

Traigo esas palabras de Antonio Maceo este 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, porque bien conocido es: aunque se vanagloria de respetarlos, el régimen castrocomunista criminaliza, segrega, limita, obstruye, distorsiona y conculca el ejercicio de los 30 artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Ahí, para probarlo, para decir del crimen de lesa humanidad prolongado ya por más de 65 años, están las cárceles, los presos, los desterrados, los fusilados, la diáspora errante por el mundo de los que ya suman millones de desplazados; unos, por causas políticas; otros, escurridos por sí mismos por razones de penurias económicas, y cientos, miles, trasladados desde las cárceles hasta puertos y aeropuertos como si fueran armas arrojadizas lanzadas contra el vecino, Estados Unidos, al que un día dicen que odian para otro día buscar refugio en el “monstruo”.

Así, el castrocomunismo hizo de Cuba –una tierra de inmigrantes a donde venían a echar raíces españoles, estadounidenses, polacos, franceses, ingleses, canadienses y colombianos– una nación emigrante, paria, escupiendo cubanos por cualquier lugar y, salvo honrosísimas excepciones, cobarde, mendigante de derechos incapaz de ejercitar.

Sí. Cuba está hoy al borde de una crisis humana. Pero desde hace muchos años sufre una crisis moral. La falta de medicamentos, agua potable, servicios comunales, electricidad, combustibles, transportes, viviendas, alimentos sanos o su inaccesibilidad para extensos y vulnerables grupos de población y, en suma, la falta de bienes y servicios de salud y públicos, comunes en un país civilizado o en vías de prosperidad y democratización, hacen de Cuba un país a punto de colapsar desde el punto de vista socioeconómico.

Pero desde el punto de vista cívico, ciudadano, Cuba es un país colapsado humanamente, de forma moral. Y seamos claros: esa falta de civismo conviene al régimen y perjudica a los cubanos, reclamantes de comida o de electricidad, callados, por falta de libertad.

Recuérdese que por falta de comida muge y patea el ganado dentro del corral, pero llegado el vaquero con una carreta de forraje, la vacada vuelve a la tranquilidad. Sé que soy duro con mis analogías. Pero no sé expresarme de otra forma ante reclamantes de derechos incapaces de ejercitar. Discúlpeseme.

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