MIAMI, Estados Unidos. — En el año 1956, marcando una época de conexión transatlántica, el ferry SS City of Havana inauguró un servicio regular entre Cayo Hueso y La Habana, con una frecuencia de tres viajes semanales. Este emblemático barco, que en sus días anteriores había sido un valioso buque de guerra participante en el desembarco de Normandía en 1944, atracó con elegancia en el muelle Hacendados de la bahía de La Habana.
La singularidad de este servicio de ferry no solo yacía en su trayectoria militar, sino en su adaptación posterior. Después de la Segunda Guerra Mundial, el SS City of Havana fue adquirido por la naviera West India, sometiéndose a una metamorfosis para convertirse en un lujoso barco turístico. Arquitectos navales trabajaron durante meses para rediseñar su interior, creando salones amplios y confortables, así como cafeterías y bares con aire acondicionado, capaces de acoger a 500 pasajeros. El viaje, que duraba aproximadamente siete horas, permitía incluso a los automóviles circular protegidos en el sótano de la embarcación.
Su travesía no solo era una experiencia de viaje, sino que también jugó un papel en el traslado de automóviles estadounidenses a La Habana. Agentes de seguros y del FBI encontraron en este medio una oportunidad para rastrear autos de lujo robados en ciudades como Nueva York.
El servicio del ferry continuó hasta octubre de 1962, cuando el SS City of Havana realizó su último viaje, llevando de regreso al personal diplomático de la Embajada de Estados Unidos en Cuba y sus vehículos.
Posteriormente, el barco encontró nuevos destinos. Sirvió como refugio flotante para la Armada alemana antes de ser vendido a Inglaterra en 1973. En manos británicas, el SS City of Havana contribuyó al comercio marítimo con los Países Bajos, cerrando así un capítulo fascinante en su historia llena de transformaciones y conexiones internacionales.
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