SANTIAGO DE CUBA. – En el mismo momento que los medios anunciaron la victoria del presidente estadounidense Donald Trump, el pasado 6 de noviembre, la incertidumbre invadió a los cubanos que se encuentran actualmente en el trayecto hacia la frontera sur de Estados Unidos y a todos los que tenían el sueño de salir de la Isla. Desde su campaña, el mandatario prometió una aproximación radical a la migración, lo que incluirá deportaciones masivas y cancelación de programas de acogida.
En lo que atañe específicamente a Cuba, el presidente electo ha manifestado su intención de eliminar el programa de parole humanitario y las citas de asilo por CBP One en cuanto tome el poder el próximo 20 de enero, algo que, de concretarse, echará por tierra “el sueño americano” de miles de residentes en la mayor de las Antillas.
Danaikis Hernández, desde La Habana, dijo a CubaNet que tenía planeado emprender la travesía en enero, justo cuando se espera comiencen a implementarse las nuevas restricciones migratorias.
“No me fui antes porque quería reunir un poco más de dinero para llevarme a mis hijas conmigo. Hace pocos meses logré conseguir la cantidad necesaria, pero estaba esperando a ver quién saldría como presidente. Salió Trump y fue como si me echaran un cubo de agua fría; ahora no sé qué hacer ni para dónde coger, y no quiero arriesgarme a perderlo todo”, confesó a CubaNet.
Por su parte, el santiaguero Marcos Cruz, quien en estos momentos se encuentra en México solicitando una cita con las autoridades migratorias mexicanas a través de la aplicación CBP One, también expresó su preocupación ante la casi inminente eliminación de este programa.
“Yo no soy iluso como otros, no creo en las musarañas”, dijo por Messenger a este medio. “Tengo claro que [Trump] la va a quitar, quizás no en el primer día como advirtió, pero sí bien pronto. Estoy en una carrera contrarreloj y solo me resta pedir a Dios que me permita entrar a Estados Unidos antes de que eso suceda. Si me toca perder, ya veré qué hacer, pero lo que sí tengo claro es que para Cuba no vuelvo”, recalcó.
En octubre de 2022, el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció la creación del programa de parole humanitario con la intención de disminuir el flujo de personas naturales de Venezuela que entraban de forma irregular a EE.UU. desde México. Más tarde, en enero de 2023, lo hizo extensivo a haitianos, cubanos y nicaragüenses.
Más adelante, la Administración también inició un sistema de solicitud de citas en línea a través de aplicación de CBP One, para que los migrantes pidieran asilo a las autoridades estadounidenses mientras permanecían en el centro o norte de México.
En principios, el parole humanitario, diseñado para permitir el ingreso ordenado de hasta 30.000 migrantes mensuales, cumplió en cierta medida su objetivo. Sin embargo, en poco tiempo las denuncias por fraude nublaron el programa. En agosto pasado, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) concluyó que se habían cometido numerosas violaciones durante el proceso, entre ellas: el uso del mismo número de seguro social por patrocinadores diferentes y códigos postales inexistentes. Además, se detectaron patrones de posible tráfico humano que involucraban a mujeres, algunas menores de 18 años.
En este escenario, Biden decidió no prorrogar el programa, que caducó en octubre pasado para los venezolanos y lo hará en enero para las otras tres nacionalidades.
Y, aunque el programa se encuentra actualmente activo, las estadísticas disponibles reflejan una drástica caída en las aprobaciones de permisos de viaje para los cuatro países beneficiados. En octubre, por ejemplo, solo 240 cubanos obtuvieron la aprobación de viaje a Estados Unidos.
Yeilis Vega y su familia estuvieron esperando más de un año porque les llegara el parole, que les había sido puesto por unas amistades. A diferencia de otros cubanos en la misma situación, ellos aprovecharon ese tiempo para ahorrar y, por último, vender su vivienda. A pesar de la posibilidad que tenían de emigrar de forma legal a Estados Unidos no se enfrascaron solo en ese destino, pues opinan que “cualquier país es mejor que Cuba”.
“Sí es verdad que nos ilusionamos con la idea del parole, pero desde mucho antes teníamos como plan familiar emigrar a cualquier parte que pudiéramos. Como vimos que el proceso se tardaba para la mayoría, empezamos a guardar dinero y pusimos en venta la casa con todo dentro. En el mes de septiembre pudimos vender y hace poco más de un mes vinimos para Brasil: mi marido, mis dos hijos y yo. Actualmente vivimos en Florianópolis y mi esposo ya comenzó a trabajar. Estamos en el proceso de la residencia”, explicó la mujer, natural de Las Tunas.
“El consejo que les doy a los cubanos es que vayan para donde quiera, porque cualquier país es mejor que el nuestro. Donde quiera uno trabaja y compra comida, medicinas, ropa… y no vive de apagón en apagón. A los que ya están en México, prácticamente en el limbo por las nuevas políticas migratorias que vendrán, les digo: ‘Quédense allí o vayan a otro sitio menos para Cuba’. Para atrás ni para coger impulso”, sentenció.
Como Yeilis, Yosvany Cantillo, de Santiago de Cuba, cree que emigrar continúa siendo la mejor opción para los cubanos. “El principal problema del cubano termina cuando consigue vivir en libertad”, aseguró a CubaNet. Si bien él no ha podido irse por falta de recursos, mantiene ese sueño y, dice, “ni Trump ni nadie” le hará renunciar a su sueño.
“Llevamos años pasando trabajo aquí, sin futuro, sin esperanzas, sobreviviendo sin libertad y bajo todas las mentiras de los que mal-gobiernan este país. Así que, donde sea que podamos vivir con decoro, de nuestro sudor, estaremos bien”, dijo.
Aún hoy la Ley de Ajuste Cubano, de 1996, posiciona a Estados Unidos como el principal destino migratorio de los cubanos, por la posibilidad que les brinda de solicitar la residencia permanente tras un año y un día en suelo estadounidense, salvo específicas excepciones. No obstante, ante las dificultades que podrían tener próximamente para ingresar al país norteño, los cubanos empiezan a mirar, de nuevo o por primera vez, a países más lejanos como Brasil, Uruguay o Chile.