Tuesday, October 8, 2024
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¿Cuál fue la gran infamia del Cercano Oriente de hace un año?

LA HABANA, Cuba.- El lunes de esta semana (que es 7 de octubre) se cumple un año del ataque perpetrado por los terroristas de Hamás contra el Estado de Israel. Se trata de un aniversario infame (si los hay).

Pero, para hacer un análisis más objetivo e integral, conviene que, al abordar ese tema, comencemos por una referencia a la situación existente en esa zona del convulso Cercano Oriente un día antes: el 6 de octubre de 2023.

Ya en ese contexto, lo primero que conviene señalar es que, en aquella fecha, en las relaciones entre la nación hebrea y sus vecinos, reinaba la paz. Puede argumentarse que se trataba de una paz no plenamente justa; que los derechos del pueblo palestino a contar con su propio Estado independiente no habían recibido el adecuado reconocimiento ni habían quedado plasmadas en la realidad.

También puede argumentarse que una parte de la culpa por la existencia de esa situación puede ser atribuida a los gobiernos israelíes; en particular a aquellos de los que forman parte partidos fundamentalistas, como es el caso del actual, que preside Benjamín Netanyahu. Pero si acogemos ese planteamiento, entonces, para no pecar de injustos, debemos reconocer también que no todas esas culpas recaen del lado hebreo.

Ya conocemos el dicho popular cubano: “El cuarto de al lado se alquila”. Y es que al situar responsabilidades por la falta de avances en la solución del enfrentamiento histórico entre Israel y sus vecinos, no son pequeñas las responsabilidades que corresponden al liderazgo árabe (en particular, a la OLP u Organización para la Liberación de Palestina).

Podemos remontarnos al decenio final del siglo pasado, a la época en que la jefatura de la OLP era ejercida aún por Yasser Arafat. En Tel-Aviv, el Premierato era ostentado por Yitzhak Rabin, un antiguo Jefe del Ejército y excelente militar que, sin embargo, jugó su destino político a una guerra de signo bien diferente: lo que él mismo denominó “la guerra por la paz”.

Las generosas concesiones que Rabin se mostró dispuesto a realizar, o las más limitadas que (tras su asesinato por un archiconservador judío en 1995) estuvo dispuesto a conceder su sucesor Ehud Barak, fueron rechazadas por Arafat.

El polémico líder palestino actuó, en ese asunto, en forma similar a la adoptada por los jefes castrocomunistas de turno: Si los vietnamitas, después de haber sufrido millones de muertes en una guerra devastadora con los Estados Unidos, lograron normalizar las relaciones con sus archienemigos de antaño, los jerarcas de La Habana han optado por lo contrario. De ese modo hoy, al cabo de una sesentena de años, siguen presentándose ante su pueblo y el mundo como víctimas de un supuesto “bloqueo” con el que intentan justificar todos los desastres provocados por el ruinoso sistema socialista.

Algo parecido, insisto, sucedió con Arafat y sus sucesores en el liderazgo palestino: prefirieron seguir presentándose como víctimas de la intolerancia israelí antes que arribar a un acuerdo que, mediante concesiones mutuas, permitiese avanzar hacia la deseable normalización de las relaciones entre los dos pueblos vecinos y el reconocimiento del Estado Palestino independiente.

Es el caso que la paz, aun imperfecta y hasta injusta, es preferible a un conflicto bélico, con las muertes y la destrucción que le son consustanciales a este. Y es necesario dejar bien en claro que fueron las autoridades palestinas de Gaza (para ser exactos, los terroristas de Hamás, que han instaurado su poder absoluto en esa franja de territorio) quienes pusieron fin a la precaria paz y dieron comienzo al actual período de hostilidades.

Esto conviene dejarlo bien claro, porque los adversarios jurados de Occidente, de la libertad y la democracia, cierran los ojos a la agresión perpetrada por Hamás el 7 de octubre del pasado año. Es lo que, por ejemplo, escribe Yeilén Delgado Calvo en el diario Granma: “Parece que Gaza, un año después de que se iniciara esta brutal escalada del exterminio sionista contra el pueblo palestino, el resto de la humanidad la sigue viendo desenfocada”.

Ni una sola palabra sobre la agresión de Hamás que dio inicio a todo. Y hace falta que ese aspecto esencial de los hechos sea recordado, que se logre interiorizarlo. Para que la opinión pública tenga conciencia del grado increíble de crueldad con que actuaron los terroristas, que no vacilaron en asesinar a más de un millar de civiles (muchos de ellos quemados vivos) y que cargaron, hacia sus escondrijos en la Franja de Gaza, con cientos de rehenes a los que siguen sometiendo a abusos de todo tipo, y a los cuales utilizan como escudos humanos ante las posibles represalias de los israelíes.

Conviene también que tengamos presente que Israel es el único Estado democrático que existe en la convulsa región. Incluso en medio de las actuales hostilidades, no son raras las manifestaciones en las que ciudadanos de ese país expresan abiertamente su inconformidad con las políticas del gobierno Netanyahu. Se trata de algo que es impensable en sus territorios vecinos; en especial en la Franja de Gaza, sometida a la feroz dictadura establecida por Hamás. Esperemos que en lo adelante se abra alguna vía para lograr el cese de las hostilidades y el retorno a sus casas de los rehenes israelíes.

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