El Gobierno de México compró a Cuba otras 4.530.600 dosis de la vacuna cubana Abdala. El fármaco, según la Secretaría de Salud, es para la Campaña Nacional de Vacunación contra influenza estacional y el covid-19, que concluye el próximo 31 de marzo y que también contempla el fármaco ruso Sputnik.
Estas vacunas se suman a las 2.851.200 dosis que descargaron en enero pasado en la Base Aérea Militar No. 1, en Santa Lucía, en el Estado de México. En total, en este año se han recibido 7.381.800 vacunas cubanas. además de otras 9.000.000 compradas anteriormente.
No existen datos oficiales sobre la cantidad de dosis cubanas inyectadas ni sobre el costo que representa para el país. La información está “reservada” desde 2022. El entonces consejero jurídico de Presidencia, Julio Scherer, realizó las gestiones para evitar que la información se diera a conocer y la Corte Suprema ordenó mantener el secreto sobre los contratos de las vacunas hasta 2025. El argumento del máximo tribunal era que difundir estos datos esenciales sobre los biológicos implicaba un “riesgo para la seguridad nacional”.
Mientras tanto, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales ha recibido 25 solicitudes de información sobre el medicamento cubano, en vano.
En las instalaciones de los laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), encargados del almacenamiento y distribución del fármaco, se confirmó la entrega del cargamento cubano. Ningún dato adicional, porque no están autorizados, indicaron a este diario.
La información más reciente sobre la distribución de vacunas cubanas fue del pasado 6 de febrero, cuando se entregaron 1.096.110 dosis, que se distribuyeron en hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social.
El fármaco cubano ha sido cuestionado por especialistas por carecer del aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Usar un biológico sin haber publicado los resultados de las investigaciones necesarias para conocer la eficacia de la vacuna es ir en contra de todos los principios de seguridad y ética para la aprobación de una vacuna de uso humano”, advirtió el médico especialista en Infectología del Centro Médico ABC Francisco Moreno Sánchez, en su columna del diario Reforma, titulada La vacuna del engaño.
El mismo especialista lamentó en octubre del año pasado que el Gobierno de México promoviera el uso de una fórmula que tal vez “no sirva para nada y genere a la población una falsa seguridad”. También reiteró que tanto Abdala como Sputnik “no son útiles, su eficacia es muy cuestionada”.
Según datos contenidos en el V Informe de Gobierno 2022-2023 del presidente Andrés Manuel López Obrador, solo se habían aplicado hasta el 30 de junio pasado 114.008 dosis de las primeras 9.000.000 de vacunas que México compró a la Isla entre 2021 y 2023.
A lo anterior se sumó la denuncia en los diarios AM y El Universal sobre el uso de fórmulas cubanas caducadas en el estado de Morelos y las ciudades de Fresnillo y Jerez (Zacatecas), además de que las autoridades de Guanajuato se negaron a aplicar Abdala a la población.
Las dosis cubanas siguen llegando, mientras la Administración mantiene el silencio sobre el inició de la producción de la vacuna mexicana Patria, que fue desarrollada en la escuela de medicina Icahn de Mount Sinai en Nueva York (EE UU) y que adquirió Avimex para realizar junto con el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías los estudios clínicos que dieran lugar a su producción.
Los mexicanos, en cualquier caso, se han inclinado mayoritariamente por las vacunas de Pfizer y Moderna, pese a ser de pago, a diferencia de Abdala y Sputnik.
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