Thursday, September 19, 2024
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Cómo y por qué sucedió la rebelión de los masones en Cuba

LA HABANA, Cuba.- Este martes 23 de julio alrededor de dos centenares de masones se concentraron en el edificio de la Gran Logia de Cuba para exigir que el Gran Maestro Mario Alberto Urquía Carreño abandonara el cargo, así como el cese de la intromisión del Gobierno, a través del Ministerio de Justicia (MINJUS), en sus asuntos internos.

El suceso no tiene precedentes en la historia del país y constituye una de la mayores muestras de rebelión contra las imposiciones del régimen a la Masonería en la Isla.

Dos días antes de la cita, Urquía Carreño emitió un comunicado afirmando que la convocatoria tendría el propósito de “arremeter directamente contra Instituciones del Gobierno”, así como que se trataba de “acciones que persiguen la violencia” y “traen consigo la comisión de delitos penados por las leyes del Estado”.

Sin embargo, los presentes explicaron que no era un golpe de Estado, sino que Urquía Carreño ocupa el cargo por imposición del MINJUS pues previamente había sido expulsado de la Orden.

“Estamos aquí porque hemos agotado todas las vías legales, masónicas y profanas, sin que se nos diera respuesta o escuchara. Estamos aquí en representación del sentir de miles de masones en todo el país”, afirmó Gerardo Cepero.

Los masones asistentes representaban a más de cincuenta (de alrededor de 300) logias del país, la mayoría de ellas de La Habana.

Sergio Vidal Águila declaró a CubaNet que se trataba del “intento más legítimo, de la mano de la manifestación de las logias, del irreconocimiento del expulsado usurpador, bandido y traidor, a los fines de la Masonería, a través de la toma de acuerdos con tal fin, y un acto de profundo valor legal”.

Por su parte, Yuneiky Carracedo refirió que estaban “defendiendo 165 años de historia que Mario Alberto Urquía Carreño está echando por la borda sin ningún tipo de complejo y pasando por encima del único tesoro que tiene la Masonería cubana —una de las más humildes del mundo—, que es el honor y la moral”.

Otro masón, Edisney Rojas Velázquez, expresó que estaban “reclamando un justo derecho de todos los masones cubanos por lo que está ocurriendo hace siete meses”.

“Somos la institución orgánica de la moralidad y seríamos unos hipócritas si no hiciéramos lo que nos viene al corazón y a la mente. Como hombres de honor, venimos a reclamar lo que es una cuestión de honor. El Registro de Asociaciones (del MINJUS) ha pasado por encima de todos los maestros masones cubanos y ha decidido poner en esa silla a una persona que nadie quiere. Somos maestros masones que estamos cansados, que queremos que se restablezca la legitimidad de la Gran Logia de Cuba ante las Grandes Logias del mundo que hoy, lamentablemente, estamos en la mira y con posibilidades de caer en el penoso hueco de la irregularidad masónica”, añadió.

Asimismo, algunos de los asistentes aseguraron que la mayoría de las logias del país desconocen a Mario Urquía como su Gran Maestro. En todo momento, recalcaron el carácter pacífico de la concentración, así como denunciaron la injerencia tanto del MINJUS como de la Seguridad del Estado en sus asuntos internos.

Apenas un día antes de la manifestación, Gerardo Cepero fue citado por la Teniente Coronel Kenia, de la Seguridad del Estado, que lo amenazó por la acción que desarrollarían.

Por qué los masones no reconocen a Mario Urquía

Mario Alberto Urquía Carreño fue electo como Gran Maestro en marzo de 2023, luego de que su antecesor se exiliara en los Estados Unidos huyendo de las presiones de la Seguridad del Estado.

A inicios del presente año ocurrió un supuesto robo de 19.000 dólares en la oficina del Gran Maestro, en el onceno piso del edificio de la Gran Logia de Cuba. El dinero, que estaba bajo el resguardo de Urquía Carreño, pertenecía al Asilo Nacional Masónico, una institución que alberga a decenas de ancianos en la capital, y era el resultado de donaciones de masones dentro y fuera de la Isla.

Según varios masones entrevistados por CubaNet, así como comunicados del Patronato del Asilo (grupo de masones encargados de administrar el Asilo Nacional Masónico), Urquía Carreño trató de ocultar el delito y solo lo comunicó a la policía por exigencia del Patronato.

A fines del mes de enero, el Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba —una de las dos potencias que rigen la Masonería en la Isla—, por votación unánime de la Alta Cámara, decretó la expulsión del Gran Maestro “dada las graves conductas analizadas, que son clara muestra de traición al faltar al juramento y lealtad prestado a los principios fundamentales de este Supremo Consejo”.

La Legislación del Supremo Consejo permite la expulsión directa de un miembro por parte de la Alta Cámara del Rito (Grado 33), la cual funciona en estos casos también como órgano judicial.

Debido a la existencia de un Tratado de Amistad y Mutuo Reconocimiento entre la Gran Logia (grados simbólicos, del 1 al 3) y el Supremo Consejo (grados filosóficos, del 4 al 33), Urquía debía abandonar el cargo. Sin embargo, se negó a acatar la expulsión y pemaneció siendo el Gran Maestro.

El 24 de marzo, durante la Sesión de Alta Cámara de la Gran Logia de Cuba, los representantes de las más de 300 logias del país expulsaron a Urquía, impidiéndole abrir y presidir la sesión semestral de la Alta Cámara Masónica, el poder legislativo de la organización. Los masones fundamentaron su decisión en la “ilegalidad” con que Urquía desempeñaba su cargo, desde su expulsión por parte del Supremo Consejo.

En ese momento, la Alta Cámara designó como Gran Maestro a Juan Alberto Kessel Linares. Apenas unos días más tarde, el MINJUS decretó la suspensión de las actividades oficiales y la posibilidad de operar cuentas bancarias tanto de la Gran Logia como del Supremo Consejo “hasta el esclarecimiento de lo acaecido”.

No obstante, a principios del mes de junio, MINJUS invalidó la expulsión de Mario Urquía Carreño, ordenando su restitución en el cargo.

Para los masones cubanos, se trata del mayor acto de intromisión en sus asuntos internos y una afrenta a los más de 20.000 masones del país.

En cuanto a los cargos en contra de Urquía Carreño (tras el robo de los 19.000 dólares y otra denuncia por apropiación indebida de 2.360 dólares), el MINJUS solo dijo que “no ha sido instruido de cargos, ni se ha puesto a disposición de la Fiscalía y fue concluido como caso sin lugar”.

Masones reunidos en la gran logia de Cuba. (Foto: CubaNet)

“Esto se va a poner peor”

A pocas horas de la manifestación de los masones en la Gran Logia de Cuba, el MINJUS emitió una nota informativa en la que expuso que había realizado “una exhaustiva evaluación de decisiones que adoptó” el Supremo Consejo y la Gran Logia de Cuba “en temas relacionados con sanciones a integrantes de los cuerpos masónicos y las elecciones de sus directivos realizada en la mencionada Gran Logia de Cuba AL y AM el pasado 24 de marzo de 2024, detectándose irregularidades por incumplimiento de sus estatutos internos”.

De tal forma, “se indicó realizar esos procesos nuevamente en correspondencia a los estatutos y la voluntad de sus integrantes”.

En relación a este comunicado, Sergio Vidal Águila aclaró que las elecciones no son el problema, sino el pretender invalidar la sanción de expulsión de Urquía Carreño.

“Esto se va a poner peor. Están pegándonos a la pared a propósito. Quieren que no sea pacífico como el reclamo de hoy (en la Gran Logia). Recuerda que las dictaduras necesitan pretextos bajo este panorama de publicidad. Si metían hoy un camión de boinas negras, se les moría la justificación. Ellos quieren que eso sea violento, que los ánimos se caldeen y que se nos vire el problema a nosotros. Pero ahora los del problema son ellos”, afirmó.

Los masones asistentes a la Gran Logia de Cuba este martes estuvieron esperando más de tres horas en el lobby del onceno piso del edificio, justo a las afueras de la oficina del Gran Maestro para expresarle la exigencia de que abandonara la oficina y el cargo.

Pese a la confirmación de que Urquía Carreño estaba en el lugar, este no abrió la puerta.

Alrededor del mediodía, decidieron retirarse, no sin antes acordar tomar otras acciones más contundentes, así como no reconocerlo ni acatar ningún decreto que emitiera en lo adelante.

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