MIAMI, Estados Unidos. – El cementerio San Rafael, de Guantánamo, el de mayor capacidad de la provincia, se encuentra colapsado debido a la falta de espacio para depositar los restos humanos. Aun así, la necrópolis sigue recibiendo nuevos fallecidos.
Un reporte del diario oficial Venceremos indica que los siete patios del camposanto están llenos y expone las condiciones deplorables en que se encuentran sus instalaciones.
Darlenis Tito Delgado, administradora del cementerio, señaló la falta de personal de trabajo y aseguró que “la principal dificultad es el proceso de inhumación y exhumación de cadáveres en bóvedas estatales”.
“Sucede que esos locales albergan de cinco a 12 difuntos, y nosotros debemos sacar los restos, pero a la vez como estamos en etapa de alza de decesos también enterramos en las mismas bóvedas. Lo establecido es poco a poco ir sellando, pero muchas veces se sobrepasan de la cantidad de fallecidos, y apenas da tiempo a sellar completamente, aun cuando tenemos los recursos”, explicó Tito Delgado.
La nota también comparte opiniones de vecinos de la necrópolis, quienes se quejan de la presencia de bóvedas abiertas y el hedor que desprenden.
“Los jefes, trabajadores y sus familias no se encuentran afectados por la fetidez, los vecinos sufren las consecuencias las 24 horas del día. El hedor afecta los hábitos cotidianos, impide descansar, comer y llevar una vida normal”, dijo Liuverturys Suárez Bucheró.
Margarita Balart Blanco, quien desde el año 1981 reside en los alrededores del cementerio, asegura que la situación del sitio ha sido siempre pésima y “no es la primera vez que dejan tumbas abiertas”.
“Nos hemos quejado a Comunales, al propio cementerio, con el delegado, incluso, por la televisión, entonces dicen que resolverán todo, pero realmente sigue lo mismo. Tenemos que permanecer con la casa cerrada, sufriendo los calores, porque si abres al mediodía hasta en la cocina se siente la peste”, afirmó Denia Díaz Creagh, otra vecina.
Oscar Jones Carbonell, director de la Unidad Presupuestada Provincial de Servicios Necrológicos, reconoció que la situación que se dio con las bóvedas abiertas por un tiempo superior al debido conllevó a la aplicación de medidas disciplinarias a todos los niveles.
“Es una política de nuestras instituciones que cada dos años y un día se realicen las exhumaciones de los fallecidos, y así se les notifica a las familias para que acudan. Esta vez coincidió que trabajamos con las tumbas de los que perecieron en la etapa de la COVID-19, que no tenían esa enfermedad, sino que fueron víctimas de otras dolencias. Fueron muchos los cadáveres y tuvimos que ingeniar sitios para enterrarlos”, aseveró el funcionario.
El directivo admitió que el San Rafael no posee todas las condiciones que necesita y señaló que la solución al actual conflicto es avanzar en la terminación de los osarios y panteones del nuevo camposanto en las afueras de la ciudad.
