El gobierno provincial de Cienfuegos decretó este miércoles un tope a los precios de los alimentos que se venden tanto en los comercios estatales como en los privados. Es de esperar que la medida, que no toma en cuenta la diferencia abismal entre el costo real del producto y el que imponen las autoridades, provoque fricciones entre los vendedores, los clientes y los inspectores, como ya ha sucedido en otras provincias.
Alexandre Corona, gobernador provincial y firmante de la resolución, aseguró que la decisión fue el resultado del consenso durante una reunión con administradores de mercados, productores y jefes de placitas. Según el funcionario, antes del acuerdo se intentó prestar especial atención a los campesinos. “Hablamos con ellos y llegamos a la conclusión de que (los nuevos precios) eran asequibles, pues obtenían el 30% de utilidad”, dijo. Sobre la opinión de los comerciantes privados, o si se realizó también una ronda de consultas con ellos, no se dijo una palabra.
Según informaron las autoridades, los alimentos con precios modificados serán el boniato, que se venderá a 15 pesos la libra, aunque actualmente en el mercado de oferta y demanda Plaza La Calzada de la ciudad de Cienfuegos se ofrece por 90; la yuca, antes a 70 la libra, ahora será 15 pesos; los plátanos de fruta bajarán de 80 pesos la libra a 15; la calabaza, antes a 70 pesos la libra, ahora se venderá en 15; y la guayaba, con un precio informal de 60 pesos la libra, bajará a 15.
En los precios que semanalmente este diario compila en los mercados de varias provincias, la plaza La Calzada ha destacado en los últimos meses por tener los montos más elevados, incluso en algunos productos como los frijoles, más altos que en La Habana. Los recortes impuestos por las autoridades representan entre un 75% y un 83% menos de los precios actuales.
También se toparon los precios del plátano vianda (20 pesos la libra), el plátano burro (10), la frutabomba verde (6), la frutabomba rayona (9), la harina de maíz (30) y el maíz tierno a 10 pesos la unidad. Se mantendrán en cambio, los precios para la libra de arroz (72), frijol negro (70) y frijol colorado (75).
“Solo los productos adquiridos en otras provincias para vender específicamente en La Plaza del Mercado, en la ciudad cabecera, podrán comercializarse por el valor del precio de compra más un 40%”, subrayó Corona, quien añadió como una excepción más a los carretilleros (vendedores ambulantes) y que podrán vender los productos por un 30% más de su valor topado.
También las administraciones municipales podrán imponer los precios que estimen adecuados, siempre que estos fluctúen por debajo del valor asignado a los alimentos por el gobierno provincial.
A pesar de que las autoridades aseguran que la resolución se tomó en total acuerdo con productores y comerciantes, las sospechas de que una parte y otra puedan intentar “jugar cabeza” es una preocupación extendida. Según anotó el periódioco local 5 de septiembre, Norjis Lázaro Estepa, dueño del proyecto de desarrollo local Finca La Muralla, teme que la “competencia desleal” que existe por parte de los vendedores ambulantes y algunas empresas estatales siga afectando sus ganancias.
Es el caso de Frutas Selectas, que “ha llegado a vender el boniato a 45 pesos la libra y tiene contratados campos de viandas a precios que nos dejan en total desventaja. A veces ganan hasta más que los guajiros”, denunció.
Por su parte, las autoridades aseguran que el anuncio de la nueva medida responde a la necesidad de controlar lo que se vende en la provincia y evitar ilegalidades. Esta función, sin embargo, llevada a cabo en su mayoría por los inspectores, no carece de obstáculos.
“En ocasiones, los camiones que arriban el sábado a La Calzada con boniato y yuca, por ejemplo, optan por retirarse apenas son señalados por algún tipo de violación”, explicó Paulino Díaz, jefe de la Dirección Integral de Supervisión, quien exigió más respeto por parte de los comerciantes a la “institucionalidad”.
Según los dirigentes, entre esos comportamientos y el “trapicheo” en los campos –casi imposibles de controlar– se fugan grandes cantidades de alimentos esenciales, como el arroz, hacia “destinos imprevistos”. Aunque en el caso de la yuca, explican, se sabe que es acaparada por los criadores de cerdos, quienes la utilizan como alimento para el ganado, privando del producto a buena parte de la población.
“La situación conllevó, incluso, a la vigilancia en los puntos de frontera con provincias vecinas”, refieren. Lo que los funcionarios no sospechan, o han decidido ignorar, es que la diferencia entre los precios estatales y los informales afectará en poco tiempo, y como ha pasado en otras ocasiones, al propio consumidor, que luego de comprar a buenos precios por unas semanas, deberá buscar esos mismos alimentos en los mercados de los revendedores por tres, cuatro y hasta cinco veces su valor.
Algo similar ocurrió el pasado julio en Sancti Spíritus, cuando los comerciantes se negaron a aceptar el control de precios impuesto por las autoridades y terminaron abandonando sus puestos en la Plaza del Mercado, en el centro de la ciudad cabecera, para vender la mercancía por la izquierda.
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