MIAMI, Estados Unidos. – En La Habana se erigen símbolos de admiración y respeto hacia uno de los mayores genios de la literatura universal, Miguel de Cervantes y Saavedra. El autor de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha es homenajeado a través de monumentos que no solo embellecen la ciudad sino también cuentan una historia de conexión cultural y artística.
En 1908, apenas una década después del fin de la ocupación española en Cuba, se inauguró la primera estatua de Cervantes en Latinoamérica. Este hecho, aunque pudo sorprender en su momento, reflejaba el aprecio de los cubanos por el arte y su reconocimiento al maestro de la literatura en español. Situada en La Habana Vieja, cerca de las calles San Juan de Dios y Empedrado, esta estatua fue esculpida por el italiano Carlo Nicoli con mármol blanco de Carrara, y se erige majestuosamente sobre un pedestal cuadrangular en un parque del sector antiguo de la ciudad.
La propuesta para erigir esta estatua surgió en 1905 por el periodista Aureliano Ramos y se financió mediante suscripción pública. A pesar de las dudas iniciales sobre por qué honrar a un escritor español en lugar de a un héroe nacional, el monumento pronto se convirtió en motivo de orgullo y celebración. Hoy en día, se mantiene como un testimonio perdurable del legado de Cervantes.
Casi 110 años después, en 2017, se develó una nueva estatua de Cervantes en La Habana. Obra del escultor cubano José Villa Soberón, esta imagen muestra al escritor de pie, leyendo un texto mientras una espada cuelga de su cintura, un homenaje a su pasado como soldado. Ubicada en la Plazuela de Santo Domingo, frente al Colegio San Gerónimo y la Academia Cubana de la Lengua, esta estatua invita a paseantes y curiosos a reflexionar sobre la influencia de Cervantes en la cultura cubana.
Además de estas estatuas, La Habana alberga otras referencias a la obra cervantina. En El Vedado, por ejemplo, se encuentra El Quijote de América, una representación artística de Sergio Martínez que muestra al caballero andante desnudo, con espada en alto, una interpretación contemporánea y simbólica del personaje. Mientras, en el bullicioso bulevar de la calle Obispo, se puede encontrar El Sancho de La Habana, una escultura que representa al fiel escudero Sancho Panza, obra de Leo D’Lázaro.
La relevancia de Cervantes en Cuba trasciende estas esculturas. El Ballet Nacional de Cuba incluye en su repertorio una famosa representación de Don Quijote, y la industria tabacalera honra al personaje con líneas de puros denominadas “Sancho Panza”.
A más de cuatro siglos de su fallecimiento, Cervantes sigue vivo en La Habana a través de estos monumentos.Las estatuas de Cervantes, don Quijote y Sancho Panza en La Habana recuerdan el impacto de este genio literario en la cultura universal.
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