El Gobierno canadiense actualizó este martes el nivel de riesgo para los viajeros que decidan hacer turismo en Cuba por “la escasez de artículos de primera necesidad, incluidos alimentos, medicinas y combustible”. La Isla había tenido esta alerta la pasada semana por el paso de Idalia y el “riesgo de catástrofes naturales y climáticas”, un fenómeno pasajero cuya advertencia fue retirada ayer, pero la Isla se ha ganado esta vez la insignia amarilla –”extreme las precauciones”– por la situación de carestía que afecta ya a todo el sector turístico, incluidos los vehículos y locales gastronómicos.
La advertencia por nivel de riesgo forma parte de los consejos a los viajeros que dan la mayoría de Gobiernos a sus ciudadanos con el fin de prevenirlos de la situación en que se encuentra el país al que se dirigen. Canadá tiene solo dos países latinoamericanos en su lista roja –”evite cualquier viaje”–, Haití y Venezuela. En ambos casos se destaca su peligrosidad y altas tasas de violencia y delincuencia aunque en el caso del segundo también se menciona la falta de agua o medicamentos.
La mayoría de países latinoamericanos, a excepción de Argentina o Uruguay, están bajo alerta amarilla
La alerta naranja –”evite cualquier viaje no esencial”– está reservada a unos pocos países africanos, mientras que la verde –”tome las medidas de seguridad habituales”– constituye la lista más abultada. La mayoría de países latinoamericanos (a excepción de Argentina o Uruguay) están bajo alerta amarilla, sin embargo, en todos los casos se menciona la violencia o la inestabilidad social. Cuba es el único caso de un país de su entorno que sale de la lista verde a la amarilla por su pobreza.
En enero de este año, varios turoperadores del país norteamericano, primer emisor de turistas a Cuba, comenzaron a alertar a los viajeros de la situación que se encontrarían si tomaban la decisión de pasar sus vacaciones en la Isla. La asociación de consumidores Protegez-vous, perteneciente al International Consumer Research and Testing, publicó un artículo titulado Todo incluido en Cuba: no se haga demasiadas ilusiones, en el que recogían las declaraciones de profesionales del sector advirtiendo de la pobre calidad de las instalaciones que se consideran de lujo, así como de las repercusiones que la caída del turismo tenía en todos sus establecimientos.
“No necesariamente habrá mariscos y es posible que te quedes sin vino, alcohol o refrescos durante unos días”, advertía la directiva de una agencia que desaconsejaba ir a Cuba a quienes ponen particular atención a la gastronomía en sus viajes. Los turoperadores explicaban también lo complicado de pedir una compensación, puesto que estaban alertando a los turistas de a qué se exponían.
Ahora, es el propio Gobierno canadiense quien sugiere a su población que tenga en cuenta la situación económica cubana antes de viajar
Ahora, es el propio Gobierno canadiense quien sugiere a su población que tenga en cuenta la situación económica cubana antes de viajar, una decisión que posiblemente causará malestar en las autoridades del Turismo, que, empeñadas en destacar a Cuba como destino seguro, se han acabado llevando la insignia por la miseria de su población y en una fuente de divisas tan relevante como Canadá.
Hasta julio, último mes del que hay datos consolidados, el país norteamericano había enviado 630.041 viajeros a la Isla, muy por delante del segundo mercado, el de cubanos en el exterior, con 210.019. Ya en el primer trimestre del año, los canadienses demostraron su poderío sobre el resto de orígenes al aportar la mitad de todos los viajeros extranjeros recibidos por Cuba, con 387.071 en un momento en que los cubanos residentes fuera de la Isla eran solo 83.670.
La fuerza del turismo junto con las inversiones canadienses en las minas cubanas sostienen, de hecho, parte de las finanzas del Estado y apuntalan, por tanto, al régimen. Canadá es prácticamente el único país en el que el intercambio comercial sale a favor de la Isla, ya que asciende a 945 millones de dólares, de los que 734 millones de dólares se deben a la exportación de níquel y cobalto explotados por la Sherritt en sus instalaciones de Moa (Holguín). Sin embargo, importa solo por valor de 210 millones de dólares.
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