Sin sorpresas ni declaraciones incómodas para el régimen de La Habana, los mandatarios del Grupo de los 77 más China han desfilado este fin de semana por la tribuna del Palacio de las Convenciones. Mientras Raúl Castro ha abandonado su retiro para encontrarse con varios líderes mundiales, el ambiente que se respira en la ciudad es tenso: las discretas guaguas de efectivos del Ministerio del Interior patrullan las calles más céntricas, por las que, desde este viernes, la presencia de transeuntes y vehículos ha disminuido notablemente.
La detención preventiva de varios disidentes ha subrayado el mensaje de las autoridades: todo debe estar bajo control durante la Cumbre y no solo en la capital, sino también en las provincias. El opositor Guillermo Fariñas fue arrestado este viernes en Santa Clara, a cientos de kilómetros de La Habana, “porque había una orden de que no podía salir” durante el fin de semana, según declaró a los medios.
Fariñas, de 61 años, ni siquiera fue interrogado durante las seis horas que permaneció en la Unidad de Investigaciones Criminales. Lo arrestaron de camino a casa de una amistad y, al liberarlo, le advirtieron de que no podía abandonar de nuevo su hogar. En la red social X (antes Twitter), Fariñas protestó afirmando que su casa no era un “calabozo” y que tenía planeado salir otra vez.
Varios activistas de la sociedad civil cubana se encuentran sitiados, bajo vigilancia de la Seguridad del Estado, mientras la Cumbre del Grupo de los 77 + China, comienza en La Habana.
Abrimos hilo sobre los actos represivos🧵👇👇 pic.twitter.com/Ni8LOUA0Id— Cubalex (@CubalexDDHH) September 15, 2023
Según Cubalex, otros activistas y opositores han sido acosados para evitar que protesten mientras dura la Cumbre. Es el caso del ex preso político Rolando Kessel y los activistas Yanet Martínez y Félix Valdés –”sitiados en su vivienda”–, además de Pedro Quiala y Carlos Milanés, que se encuentran “bajo vigilancia de la Seguridad del Estado”. La mayoría de los opositores residentes en la Isla reportó cortes de Internet desde este viernes.
Los problemas de conectividad no solo han afectado a los disidentes sino que se han extendido por todo el país. Las dificultades para acceder han sido más evidentes cuando se trata de publicar o ver imágenes y videos en Facebook, pero también los servicios de mensajería instantánea como Telegram y WhatsApp han estado a media máquina durante toda la semana.
Este diario captó a un vehículo de los Servicios Especiales del Ministerio del Interior mientras recorría las calles de la capital cubana. El vehículo, a medio camino entre un microbús y una camioneta de color blanco, no es la que suele utilizar habitualmente los militares cubanos, que viajan en transportes negros.
En el interior del Palacio de las Convenciones, los invitados –procedentes de los 134 países miembros– a la Cumbre han elogiado la hospitalidad de La Habana. En su discurso a los mandatarios, Miguel Díaz-Canel alegó que las relaciones internacionales necesitaban más “democratización”, una declaración que fue aplaudida por el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.
Pidió también que se cambiaran las “reglas del juego” económico mundial, para favorecer a países subdesarrollados como Cuba, al cual calificó de “víctima” de las finanzas internacionales.
Aunque la celebración de un evento de este calibre supone un reto logístico para cualquier país, la Isla no ha desaprovechado las oportunidades de presidir el Grupo de los 77 y ha hecho converger en La Habana a varios de sus más importantes aliados, como el presidente venezolano Nicolás Maduro, el nicaragüense Daniel Ortega, el argentino Alberto Fernández, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el colombiano Gustavo Petro.
La gran “atracción” para muchos de los visitantes extranjeros ha sido la presencia en la Cumbre de Raúl Castro, que abandonó su tradicional uniforme militar para vestir de traje durante sus reuniones con varios líderes.
Castro se encontró este viernes con Guterres, además de con la canciller mexicana Alicia Bárcena, el presidente de Laos, Thongloun Sisoulith, y el de Mongolia, Khurelsukh Ukhnaa. Sin embargo, la prensa oficial ofreció pocos detalles sobre cada uno de estos encuentros, y se limitó a afirmar que Castro había prometido al secretario general de la ONU trabajar por el “desarrollo sostenible” en Cuba. Este domingo, la Cumbre celebrará su última sesión de trabajo.
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