Las autoridades de Sancti Spíritus, que sufrieron durante la campaña 2022-2023 el mayor fiasco en la historia de la producción de tabaco en esa provincia, decidieron ofrecer este año incentivos a los productores para “aumentar la rentabilidad”. Según informó la prensa oficial este lunes, los campesinos que produzcan más de 1,4 toneladas por hectárea serán bonificados con el 50% del dinero que utilizaron en fertilizantes y pesticidas.
Isidro Hernández, director de la empresa espirituana de Acopio y Beneficio de Tabaco, dijo al periódico Escambray que esta y otras medidas se establecen para que “el cultivo sea rentable acorde a los gastos en que incurren los productores según la ficha de costo”, y para alcanzar las 2.760 toneladas de tabaco que pretenden entregar este año. Por ello, el Estado incrementará el pago por el producto recogido a 15.000 pesos por tonelada, o 690 por quintal. Sin embargo, el funcionario no reveló qué remuneración recibían los campesinos antes del incentivo.
El Estado también reducirá la ganancia que recibe de los insumos agrícolas que vende a los productores de un 12% a un 2%. No obstante, las propias autoridades creen que los incentivos no cambiarán mucho el panorama, pues “la empresa tabacalera espirituana nunca ha alcanzado ese rendimiento agrícola (de 1,4 toneladas por hectárea), ni cuando se tenían todos los recursos”.
“Se necesitan los insumos, tener el fertilizante a tiempo, el diesel, agua y, sobre todo, cortar capadura (el proceso de recorte de las hojas de la parte baja de la planta, de calidad inferior), que es lo que incrementa el rendimiento, algo en lo que en los últimos tiempos hemos tenido problemas. En la anterior cosecha solo llevamos a esa fase el 30% del área de tabaco sol en palo”, detalló el directivo.
La provincia contrató unas 2.000 hectáreas, de las que 1.740 serán utilizadas en la siembra de tabaco sol en palo
Para esta campaña, el funcionario aseguró que la provincia contrató unas 2.000 hectáreas, de las que 1.740 serán utilizadas en la siembra de tabaco sol en palo y el resto, de tapado. Asimismo, aclararon que al menos 1.180 productores de la provincia, 70 menos que el año anterior, participarán en esta contienda. Sin embargo, en un artículo publicado por Escambray este septiembre, las autoridades lamentaban que, en plena fase de siembra, se contara únicamente con el 53% de los insumos necesarios para la preparación del suelo.
Durante la campaña 2022-2023 los retrasos e incumplimientos en la fase de siembra de tabaco en Sancti Spíritus provocaron una caída significativa en las cosechas. En noviembre pasado, por ejemplo, apenas se completó el 22% del plan mensual de siembra, una situación que se repitió en los meses siguientes.
Lo que el periódico Escambray definió entonces como un “bache productivo” supuso el comienzo tardío de la fase de plantación de un producto “exigente” como el tabaco y el desplazamiento de la siembra de 286 hectáreas para el mes de enero, lo cual comprometió su calidad. Una quinta parte del total de 1.365 hectáreas cultivadas en la provincia comenzó con retraso la siembra.
Además, se perdieron cerca de 300 hectáreas por carencias en el abasto de agua, las dificultades con el transporte y la contratación de trabajadores. Y solo se recogió el 59% de los 328.416 cujes previstos para sol en palo, con las consecuencias proporcionales para la producción de puros. A juzgar por el poco entusiasmo de los directivos, y por la carencia de la mayor parte de los recursos que necesitan los campesinos para obtener una buena producción, los resultados de este año tampoco se anuncian prometedores.
Durante el último Festival del Habano, celebrado en La Habana el pasado marzo, el monopolio estatal Habanos anunció que, en 2022, el Estado cubano había ingresado 545 millones de dólares en concepto de exportaciones de puros, una cifra que esperaba superar con creces este año.
Las considerables ganancias que Cuba extrae del sector tabacalero, tanto en la exportación de puros como en los eventos que giran en torno al habano, no justifican las carencias del sector en términos de madera, transportación, abasto de agua y fuerza de trabajo. Los productores también se quejan de que la venta de parte de los insumos sea en moneda libremente convertible, y de que no se “estimule” igual a toda la cadena productiva, siendo los torcedores y quienes trabajan en casas de secado los menos beneficiados.
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