MIAMI, Estados Unidos. – La Federación Cinológica Internacional reconoce alrededor de 349 razas caninas en la actualidad. Una de ellas es el bichón habanero, la cual está muy relacionada con la mayor de las Antillas aunque no se haya originado allí, como mucha gente cree.
Los orígenes de la raza se sitúan entre España e Italia, en la cuenca del Mediterráneo, aunque el linaje se desarrolló finalmente en Cuba donde convivió con la aristocracia adinerada del siglo XIX.
Al bichón habanero o habanés se le puede identificar por su pelaje sedoso y fino, su tamaño pequeño, y su carácter alegre o activo. Su nombre viene del francés bichón que significa “perro faldero”, y habanero, o habanés, por su color particular similar al tabaco habano.
A partir del siglo XX, la alta sociedad cubana perdió el interés por el bichón habanero y se inclinó por otras razas. Sin embargo, rápidamente fue adoptado por las familias más modestas y se convirtió en una de las castas más queridas en la Isla.
Con relación a sus características físicas, el bichón habanés resalta por crecer entre 21 y 29 centímetros, pesar entre cuatro y seis kilogramos, y ser de color blanco sólido o de tonalidades leonadas que van desde las claras hasta el tabaco marrón-rojizo.
Además, estos perros suelen ser muy longevos. Si no aparece un problema de salud grave, el bichón habanero vive por lo general unos 15 años.
Por su personalidad, esta raza de mascotas es fácil de educar como perro de alarma. Afectuoso, de naturaleza alborozada, es juguetón e incluso un poco bufón.
Si es correctamente socializado, el bichón habanés difícilmente podría comportarse con agresividad, ser tímido o nervioso con la gente. Aun así, es desconfiado con los extraños y sin adiestramiento podría ser agresivo con otros perros.
Dado que se trata de un animal muy sociable, en general, suele llevarse bien con otros animales que existan en el hogar, así como con los niños. El estándar del American Kennel Club habla de un carácter juguetón más que decorativo.
