MADRID, España.- Cuenta la leyenda que un niño aborigen solía sentarse bajo un árbol mágico llamado Bacona y allí tocaba música usando caracoles que sacaba de una laguna, por lo que los pobladores empezaron a nombrarlo Baconao, y luego extendieron la identificación a aquella zona. Esa región es actualmente uno de los lugares de Cuba de mayor interés para turistas tanto nacionales como internacionales: el Parque Baconao. Situado al sur de las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo, este, una de las primeras Áreas Protegidas de la Isla, fue declarada por la Unesco Reserva de la Biósfera en 1987.
Con anterioridad hemos reseñado dos de las seis reservas del país; una en el oriente, las Cuchillas del Toa, y otra en el occidente, la Sierra del Rosario. Ahora volvemos al este insular con Baconao, donde sobresalen la Meseta de Santiago de Cuba, la Meseta de Santa María del Loreto y la Sierra de la Gran Piedra, considerada el mayor atractivo natural de la región y la más grande de Cuba, a 1.234 metros sobre el nivel del mar; allí se hallan las ruinas de los cafetales franceses de pasados siglos, entre los que sobresale el de La Isabelica.
La Isabelica, que cuenta con un museo declarado Monumento Nacional y Patrimonio de la Humanidad, ambienta la migración de colonos franceses a Cuba; sus salas expositivas muestran objetos relacionados con el éxodo franco-haitiano, muchos donados por descendientes o encontrados en excavaciones.
El Valle de la Prehistoria, con más de 200 esculturas de dinosaurios y animales prehistóricos, personas realizando labores cotidianas y la imagen del hombre de Cromañón, constituye otro de los lugares de recurrente visita en la reserva de Baconao, cuyas flora y fauna son muy variadas, con cerca de 2.000 especies de plantas con flores y cientos de helechos y más de 900 especies de insectos, aves, reptiles, arácnidos y mamíferos.
Se suman a estos sitios mencionados las playas, montañas, la laguna, antiguas minas de hierro y manganeso, que aportan encanto al Parque Baconao.