La Habana/En ausencia de los cuerpos pulverizados por las explosiones del 7 de enero en el arsenal de Melones, en Holguín, las Fuerzas Armadas organizaron este lunes un homenaje póstumo a los 13 militares fallecidos. En lugar de ataúdes, fotos de las víctimas, una de ellas con el rostro tapado del recluta Frank Antonio Hidalgo Almaguer.
Este detalle, entre otros, reflejaba el profundo malestar y, en algunos casos, la indignación de los familiares ante la actuación y la retórica del régimen, que insiste en presentar a los reclutas como “combatientes” que cumplieron con su deber. “Qué triste para la familia escuchar decir que son héroes, combatientes que murieron por defender la patria, cuando en verdad uno no sabe qué patria estaban defendiendo si nadie nos estaba atacando”, escribió en Facebook la hermana del joven oculto, Daliha González Almaguer. “Ahora todo lo disfrazan con palabras que creen ellos que consuelan o tocan el corazón de los sufridos”.
Según una fuente de este diario en Holguín, al resto de los reclutas del servicio militar que operaban en la unidad de Melones se les dio la baja. Además, las explosiones “siguen de dos a tres al día, y aún quedan municiones en los túneles”.
Las explosiones “siguen de dos a tres al día, y aún quedan municiones en los túneles”
La hermana del joven recluta reclamó una respuesta por lo que considera “una pésima decisión” de los oficiales de Melones. “Nunca dirán quién fue responsable. ¿Acaso piensan que no hay más militares de carrera que dan su testimonio y están claros de que, en esos casos, el protocolo que tanto mencionan es evacuar, no entrar al lugar?”, añadió.
Aunque todo indica que fue a petición de la familia, González no explicó las razones por las que el rostro de su hermano estuvo tapado tanto en la ceremonia oficial como en los homenajes que las Fuerzas Armadas han difundido en sus redes sociales. En la grabación transmitida por Televisión Cubana, se ve a Miguel Díaz-Canel pasar por delante del retrato tapado de Hidalgo Almaguer mientras un general lo señala y dice unas palabras inaudibles.
La mujer no fue la única de los familiares de los soldados fallecidos que reaccionó. Gretel María Franco, secretaria del presidente de la Asamblea Municipal de Rafael Freyre, Alexis Driggs, y madre de Leinier Jorge Sánchez, reaccionó duramente al anuncio del acto: “Mañana [20 de enero] los asesinos de este país quieren hacer una ceremonia en contra de la voluntad de los padres. Ni siquiera tuvieron el valor de buscarlos porque son unos pendejos y ahora quieren hacer duelo nacional. Son unos asesinos”. Según la fuente de este diario en Holguín, Franco no asistió a la ceremonia.
El acto del oficialismo se celebró en la plaza Calixto García de Holguín. La ceremonia tuvo carácter militar y se dispararon salvas por los fallecidos. Asistieron, además de Díaz-Canel, el primer ministro, Manuel Marrero, altos cargos de las Fuerzas Armadas presididos por el general Álvaro López Miera, y Joel Queipo Ruiz, el secretario provincial del Partido Comunista en el que el mandatario delegó la gestión de la tragedia.
Fue notable la ausencia de Raúl Castro, que pasa su retiro de la vida pública en Holguín y suele asistir a los actos organizados por las Fuerzas Armadas, de las cuales fue ministro y máxima autoridad durante décadas.
Las palabras del acto, a cargo del general Florencio Navas, jefe del Estado Mayor del Ejército Oriental, se centraron en el “derroche de valor” de los reclutas, a los que la retórica oficial presenta “en combate” contra el incendio que provocó la explosión del arsenal.
Navas dijo que los 13 militares pagaron con “el precio de sus vidas el cumplimiento de una misión” –sofocar el fuego, cosa que no lograron: el material bélico siguió explotando– y que ello era muestra del “nivel de responsabilidad de una juventud formada por la Revolución: ante la adversidad prefirieron enfrentarla”. El general insistió en que, “desde el primer momento de los sucesos”, las autoridades acudieron al lugar.
El caso de Melones se sometió a un “seguimiento permanente”, alegó el militar, que invocó a las “madres de la historia patria” como Mariana Grajales y Lucía Íñiguez, madres de los próceres Antonio Maceo y Calixto García, ambos orientales. Además, informó de que a los cuatro oficiales fallecidos se les otorgaría el grado militar inmediato superior de forma póstuma y la medalla Calixto García a los “caídos heroicamente”.
Navas no escatimó lugares comunes. Aseguró que los fallecidos “forman parte de la historia de un gran pueblo” y que “la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”. El acto concluyó cuando Díaz-Canel y la plana mayor del régimen colocaron flores junto a los retratos.
La prensa oficial, por su parte, aludió a los “hijos y nietos (que) viajan a la inmortalidad porque no han muerto, se llaman vivos porque cumplieron el deber que les correspondía como combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias”. Para Radio Angulo, se trata de “valerosos militares”, mientras que el periódico holguinero ¡Ahora! –que permaneció en silencio absoluto durante el desarrollo de los hechos– reconoció que el ambiente en la plaza era de “profunda consternación”.
Julio César Guerrero Batista, padre de uno de los reclutas fallecidos en la explosión, también tuvo duras palabras para describir la ceremonia oficial de este lunes. El holguinero se quejó de haber sufrido “desprecio” y “humillación” por parte de los organizadores del acto que no dejaron acceder a la viuda del joven soldado al sitio donde se colocaron las ofrendas florales para los militares muertos.
Guerrero Batista, padre de José Carlos Guerrero Gracía, llamó a Miguel Díaz-Canel “el faraón” y criticó el excesivo operativo de seguridad alrededor del mandatario que impedía que “cualquier plebeyo” accediera a la plaza donde se realizó la ceremonia. “Nos cortaron toda la comunicación con la familia que esperaba participar junto a nosotros”, lamentó el hombre que ya había denunciado con anterioridad que las autoridades “nunca buscaron los cuerpos ni investigaron”.
Ni la muerte de los reclutas de Melones ni otros siniestros recientes –como el incendio de la Base de Supertanqueros de Matanzas, en 2022– han sido punto de partida para un debate sobre la pertinencia del servicio militar ni en el Parlamento ni en otras instancias del régimen.
Al contrario, el acontecimiento parece haber motivado una reafirmación del discurso militarista en los medios oficiales: este lunes Televisión Cubana convocaba a un “bastión estudiantil” en todo el país. Se trata de un ejercicio militar, anunciado por el ministro de Educación Superior, para “preparar y ratificar a los universitarios como reserva lista en las estructuras de la defensa de la Revolución”.
El ministro invocaba a la Constitución para recordar a los jóvenes que su preparación militar es una tarea que deben cumplir “con entusiasmo y compromiso”, sin importar “retos y peligros”.
