LA HABANA, Cuba. – Entre el 10 y el 11 de noviembre pasados, Disneys Borrero, una persona LGBTIQ, fue asesinada por su pareja en el reparto La Rosita, en el municipio habanero de San Miguel del Padrón.
La información la dio a conocer, el pasado 11 de noviembre, el usuario Almakki Díaz en su página de Facebook, donde presentó como “otro hecho violento, esta vez homofóbico”, la muerte de “un joven conocido [sic] en el mundo gay como Disney[s]”.
Puesto que es común que personas gais y trans adopten un nombre diferente al de los registros oficiales, y dada su expresión de género, se presume que Disneys se reconocía en el espectro transfemenino. Al no haber podido confirmar su identidad, en esta nota se trata de evitar el uso innecesario de pronombres y de marcadores de género relativos a la víctima.
Reconocida por su talento como estilista, la víctima era particularmente conocida por su habilidad en el diseño de cejas. Su muerte ha despertado indignación y tristeza entre amigos, conocidos y clientes, que le describen como una persona “muy decente y educada”.
“Qué pena (…), era superbuena persona. Decente y educado [sic]. Y como estilista era el mejor [sic]. La juventud está perdiéndose en este país sin leyes. Solo persiguen a los que no somos del PCC”, comentó en la publicación de Díaz la usuaria Bertha Mariela Sablón Roque, quien afirma que su hija era amiga de Disneys, así como otras muchachas de la localidad.
Yoimaris Céspedes, otra usuaria que preguntó en Facebook si la víctima no era “el muchacho [sic] que arreglaba cejas en La Rosita”, dijo a CubaNet que no tenía detalles sobre el presunto crimen.
Por su parte, Laura Daniela Hernández, una persona cercana al caso, confirmó el asesinato de Disneys a manos de su pareja.
Según la publicación de Almakki Díaz, el agresor se había dado a la fuga tras consumar el hecho, aunque esta información no ha podido confirmarse por otras vías. Tampoco su identidad, su situación actual ni los móviles para quitarle la vida a su pareja.
La violencia entre parejas del mismo género: otra de la que no se habla
Los reportes sobre crímenes en la Isla han aumentado vertiginosamente en los últimos años, a la par de la grave crisis socioeconómica que padece el país.
En el caso de la violencia de género particularmente contra mujeres y niñas, la plataforma YoSíTeCreo en Cuba y el Observatorio de Género de la revista Alas Tensas (OGAT) han registrado en lo que va de año 45 feminicidios, cinco intentos de feminicidio, seis casos que necesitan acceso a investigación policial y dos asesinatos de hombres por motivos de género.
El asesinato de Disneys califica como un nuevo acto de violencia machista y pone de manifiesto la persistente problemática de la violencia en relaciones de pareja, especialmente en el contexto de la comunidad LGBTIQ.
A pesar de esto, algunos usuarios en redes sociales han divulgado la noción errónea de que se trató de un “crimen pasional” para diferenciarlo de un crimen homofóbico como alegaba la publicación de Almakki Díaz.
“Crimen pasional” es una expresión que minimiza la gravedad de estos actos y desvía la atención de las raíces de la violencia de género. La violencia machista alcanza a cuerpos no identificados como mujer o a personas feminizadas y de apariencia transfemenina.
El OGAT ha explicado que se consideran violencia machista los asesinatos de mujeres trans, travestis y personas en el espectro transfemenino, cuando, aparte de transfobia, contienen “ese componente de misoginia que caracteriza a los feminicidios”.
La mayoría de los abordajes de la violencia de género se realizan en parejas heterosexuales, por lo que urgen investigaciones en parejas gay para reconocer sus factores relacionados.
Fue hace pocas décadas que miembros de la comunidad LGBTIQ se dieron a la tarea de identificar la prevalencia de este tipo de violencia en parejas del mismo género. La National Coalition of Anti-violence Programs (1997) y los investigadores Renzetti (1997), Shernoff, (1995), Lobel, Island y Letellier (1986-1991) fueron los pioneros en exponer que la violencia doméstica en dicho contexto no solo existía, sino que alcanzaba cifras alarmantes.
Estos investigadores estimaron que al menos medio millón de hombres gay en Estados Unidos eran víctimas de violencia doméstica y un número similar eran agresores. Un estudio que se realiza anualmente con esta población identificó que uno de cada cuatro hombres ha estado involucrado en relaciones violentas. Este estimado es congruente con las estadísticas en parejas de mujeres lesbianas aportadas por las investigadoras De Vidas en 1999 y Klinger & Stein en 1996.
Más recientemente, otro estudio realizado con 302 hombres gay puertorriqueños reveló que el 61% había experimentado violencia en la pareja.
Según esta última investigación, son múltiples los factores que explican por qué el tema de la violencia en parejas del mismo género ha permanecido invisible. Entre estos se mencionan la homofobia, la negación del problema por parte de las personas que forman la comunidad LGBTIQ (motivada por el temor a fomentar ataques homofóbicos), el énfasis que esta comunidad puso en otros problemas como el VIH/SIDA, la negación de las víctimas a acudir a instituciones como la Policía, el sistema judicial, o escenarios que ofrecían servicios de salud física y mental debido al prejuicio, la hostilidad, y a la falta de interés que percibían y los mitos existentes sobre la violencia doméstica, entre otros.
Entre estos mitos se encuentra la creencia de que solo los hombres pueden agredir y las mujeres solo pueden ser víctimas, así como la falsa noción de que las relaciones románticas entre personas del mismo género son esencialmente más equitativas.