Ciudad de México, México.- El trovador Pedro Luis Ferrer anunció que ofrecerá un segundo concierto en la sala del Museo de Bellas Artes de La Habana. El intérprete tuvo que agregar una fecha más a su presentación inicial por la escasa disponibilidad de entradas para el público general que permitieron las autoridades cubanas.
Este sábado 19 solo vendieron 33 entradas al público que había estado esperando desde la madrugada, bajo la lluvia.
Ferrer detalló que el segundo concierto tendrá lugar este miércoles (un día después del primero), y aseguró que el Instituto Cubano de la Música se comprometió a “no distribuir invitaciones, y vender en taquilla absolutamente todas las entradas (¿Quizás me toque hacer de taquillero?)”.
En su muro de Facebook, Pedro Luis comenzó diciendo que había leído casi todo lo que le habían enviado respecto a la venta exigua en taquilla para su concierto y como el grueso se distribuyó mediante invitaciones a artistas, intelectuales, funcionarios y trabajadores del sector cultural.
“La iniciativa de presentarme en La Habana fue absolutamente mía. Comencé a gestionarlo paulatinamente, y después de bregar un rato, resultó Bellas Artes, algo que estaba por encima de mis expectativas. Fue mi deseo —lo dije desde el comienzo— presentarme en una sala pequeña, como suelo hacer desde hace años en Europa y Estados Unidos”, explicó.
El trovador adelantó que ofrecerá un programa de corte trovadoresco íntimo (guitarra, clave africana y dos voces) que requiere un ambiente de extrema intimidad.
“Si Dios y las instituciones lo viabilizan, en vista de la avidez expresada por el público, antes de que finalice el año volveré con mi pequeña banda, y podremos intentarlo en un espacio más holgado”, agregó.
Ferrer, nacido en Yaguajay, provincia de Sancti Spíritus, es un cantautor de larga trayectoria. Poseedor de un talento natural para componer y captar lo cubano en su esencia más pura, está considerado como uno de los grandes exponentes de la canción cubana, un intérprete que no puede enmarcarse dentro de la línea estética que caracterizó a la Nueva Trova, pero tampoco se ajusta al estilo de Los Novísimos. En su quehacer caben todos los géneros de la música cubana tradicional, y un amplio espectro de ritmos foráneos.
Ferrer es un caso aparte en la historia de la canción antillana. Nacido en el seno de una familia donde se cultivaba la poesía popular, a duras penas concluyó el sexto grado y se dedicó desde la adolescencia a componer y dominar la guitarra.
