AREQUIPA, Perú – Cada cuatro años, nuestro almanaque experimenta una peculiaridad: el año bisiesto. ¿Cómo y por qué surgió esta práctica de añadir un día extra al calendario? Para desentrañar estos misterios, debemos remontarnos a la Antigua Roma, a la época de Julio César, quien inició la tradición hace más de 2.000 años.
En la Antigüedad, se descubrió que el calendario romano no estaba perfectamente alineado con el año solar. Este desajuste llevó a Julio César a buscar una solución más precisa.
Para ello, solicitó la ayuda del astrónomo alejandrino Sosígenes, quien contribuyó al diseño de un calendario más acorde con la realidad astronómica y la rotación de la Tierra.
El año solar no es exactamente de 365 días, sino que toma 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos. Para corregir esta discrepancia, se introdujo la idea del año bisiesto en el calendario juliano.
Este sistema requería la adición de un día extra cada cuatro años, y los romanos eligieron febrero, que en ese entonces era el último mes del año, para albergar ese día adicional.
El término “bisiesto” tiene su origen en el latín “ante diem bis sextum Kalendas Martias”, que se traduce como “el sexto día antes de las calendas de marzo”, equivalente al 24 de febrero. Con el tiempo, esta expresión se simplificó a “bis sextus”, que a su vez dio a la palabra en español que hoy se utiliza.
Sin embargo, el calendario juliano no resolvía todos los problemas y, en 1582, el papa Gregorio XIII introdujo el calendario gregoriano, que perfeccionó la forma en que manejamos los años bisiestos en la actualidad. Una de las modificaciones clave fue cambiar el día adicional de febrero al 29 en lugar del 24.
Además, para corregir las discrepancias acumuladas, el papa Gregorio XIII tomó una medida audaz: suprimir diez días. Así, después del jueves 4 de octubre de 1582, el día que le siguió fue 15, y no 6, alineando el calendario con el año solar.
Para evitar futuros desajustes, se estableció un sistema de excepciones para determinar qué años serían bisiestos. Según este sistema, los años que son múltiplos de 100 no son bisiestos, a menos que también sean múltiplos de 400.
Esta regla excluyó años como 1800 y 1900 de ser bisiestos, pero incluyó al año 2000. Siguiendo esta lógica, los futuros 2100 y 2200 no serán bisiestos. Por su parte, el 2024, sí lo es.
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