MADRID, España.- América Latina se encuentra sumida en una crisis migratoria sin precedentes, con cientos de miles de personas que, en su travesía hacia el norte, enfrentan extorsiones, violaciones y robos, expuso EFE en reciente análisis.
En el artículo sobre este fenómeno durante el presente año, la agencia española destaca que, al llegar a la frontera sur de Estados Unidos, los migrantes se encuentran con la incertidumbre de las restricciones en aumento, paralizando sus aspiraciones.
En Sudamérica, todas las rutas migratorias convergen en la selva del Darién, la frontera natural entre Colombia y Panamá. A partir de 2019, esta travesía ha experimentado un aumento significativo, alcanzando más de 500.000 migrantes registrados en 2023, según datos de las autoridades panameñas.
La selva del Darién, históricamente controlada por grupos armados en el noroeste colombiano, se ha convertido en una pesadilla para los migrantes. Animales salvajes, crecidas de ríos, violaciones y asaltos por parte de criminales son solo algunos de los peligros que enfrentan diariamente. Grupos criminales cobran grandes sumas, alrededor de 200 dólares, a los migrantes para garantizarles un paso seguro por esta inhóspita región.
El Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informa de 42 muertes o desapariciones en el Darién hasta principios de diciembre, y la cifra ascendió a 141 el año pasado.
En el norte de México, miles de migrantes acampan a la espera de una oportunidad para ingresar a Estados Unidos. Ciudad Juárez se ha convertido en un punto neurálgico, con servicios municipales desbordados y un flujo migratorio abrumador.
El padre Francisco Bueno Guillén, director de la Casa del Migrante, alerta sobre el récord de migración en este año, estimando que más de 100.000 personas llegaron a la frontera para cruzar.
Como respuesta a la crisis, Washington ha promovido vías legales para llegar al país, como el permiso humanitario para ciudadanos de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Haití, que ha permitido la entrada de más de 260.000 migrantes de estos cuatro países en el último año, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
A pesar de estos esfuerzos, la iniciativa de “movilidad segura” en colaboración con otros países y ACNUR no despega, y menos del 10% de las miles de personas inscritas han podido solicitar esta protección.
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