Friday, September 20, 2024
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Altahabana: la debacle de lo que fue un reparto bonito y confortable

LA HABANA, Cuba.- En la década de 1950, con la mudanza de familias pudientes a lugares apartados del centro urbano, se crearon hacia el oeste de la capital, después de la Playa de Marianao, los repartos Biltmore, Náutico y Flores, entre otros. Hacia el sur, atravesado por la Avenida de Rancho Boyeros, más de clase media, se construyó Altahabana.

Altahabana se dividió en seis grandes zonas: una protegida, donde se edificaron viviendas para una sola familia; la semi protegida, con residencias para una o varias familias; un Centro Comercial General, una zona de parques, una Zona Cívica para las escuelas, bibliotecas e iglesias y, por Boyeros, la gran Zona Industrial.

El abastecimiento de agua estaba garantizado por atravesar por su centro la conductora de Albear.

Contaba con un 40% de áreas verdes para asegurar un medio ambiente saludable y espacios con protección para los niños.  

Las construcciones comenzaron en 1955. En 1959 Altahabana disponía de 325 residencias, separadas entre sí por una distancia prudencial para tener privacidad, pero sin impedir que los vecinos tuvieran comunicación entre sí.

Las viviendas con diseños propios se adecuaban a los deseos y necesidades de los ocupantes. Contaban con jardín delantero, portal, garaje, sala, dos o tres habitaciones, cocina, baño y patio, siempre en una sola planta. 

Antigua Fábrica de galletas Gilda. (Foto del autor)

Su ubicación permitía que se llegara en menos de 15 minutos en carro al centro de La Habana, de cinco a la Plaza Cívica, y de cinco a las Playas de Marianao. También tenía otras vías rápidas de comunicación por la Calzada de Vento y la actual Avenida 100.     

El respaldo para financiar las obras en Altahabana, planificadas por los arquitectos e ingenieros San Martín, fue de tres importantes instituciones; el Banco Núñez, el Banco de Fomento Comercial y el Fondo Hipotecario Asegurado (FHA).

Las personas con algún recurso o negocio hipotecaban sus bienes con el FHA, para lograr construir su casa. Esta empresa, que tenía como lema “Compre su terreno y multiplique su dinero”, se dedicaba a buscarles el terreno en un lugar a su gusto, y edificarles la vivienda. Los pagos se hacían en plazos fijados por letras, hasta liquidar la deuda y recibir el título de propiedad.  

Varias fábricas importantes se instalaron en Altahabana. Entre ellas estaban la antigua Regalías El Cuño, que elaboraba los cigarros con ese nombre y los Super Royal, la productora de galletas de sal Gilda, la textilera de medias para hombres Casino, la filial de la perfumería Avón, y la panadería Pinova, con su local de ventas y cafetería, Los Pinos Nuevos.

Fábrica de cigarros. (Foto del autor)

Es curioso que en este reparto de clase media se estableciera la discreta y moderna posada, identificada por Altahabana, que igualaba en su diseño a otra muy conocida, La Monumental, donde las parejas, en busca de intimidad, llegaban en automóvil y entraban directamente al garaje de una habitación biplanta.

Dentro del proyecto quedó inconcluso el Hospital Nacional, que sería inaugurado el 12 de junio de 1962, y el Hospital Pediátrico William Soler.

Este bello reparto, ideado para lograr comodidad, seguridad y cercanía a otros lugares de la ciudad, después de 1959, al intervenir el Estado las empresas financiadoras que ejecutaban las acciones, perdió el sentido original de su diseño.

A inicios de la década de 1970 horribles edificios de microbrigada, parecidos a cajones y palomares, ocuparon los terrenos vacíos, y afectaron la estética general del reparto.

Algunos pocos de los actuales dueños han logrado con su esfuerzo mantener las casas más lujosas.

Unir las casas del proletariado con las de la clase media persiguió controlar a las personas con posición económica más elevada, al invadir su espacio y su privacidad, y mantenerlos vigilados por considerarlos desafectos al Gobierno.

Antigua fábrica de perfumes Avón. (Foto del autor)

Otro aspecto que dañó de forma considerable la estética del reparto fue el viaducto erigido en la calle 100, por encima de la Avenida de Rancho Boyeros, para dar una mayor viabilidad al tránsito, pero varias casas cercanas al lugar, así como el banco ubicado en dicha esquina, quedaron casi ocultas por el enorme puente.

Debajo del puente hoy funciona un mercado cuentapropista, lo cual quitó todo viso de intimidad a los pobladores cercanos.   

El colmo es que en la esquina final que une a Altahabana con Aldabó y calle 100 está un centro de detenciones de la Seguridad del Estado que se ha hecho célebre por los aterradores interrogatorios que allí se realizan.

ARTÍCULO DE OPINIÓN Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

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