Los negociantes privados y dueños de Mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas privadas) en Cuba, en muchos casos, prefieren liquidar sus productos y echar el cierre, antes de convenir con el estado como intermediario. Un estado que no tiene divisas y además acumula deudas e impagos con otros particulares.
El cierre de pequeños negocios en La Habana es evidente ante las nuevas regulaciones estatales, que elimina los actores privados en el mercado mayorista a no ser que el estado convenga como intermediario.
Un reporte reciente del diario 14ymedio, ejemplifican con varios casos, como algunas Mipymes han preferido liquidar la mercancía y cerrar su negocio, por pequeño que fuera.
En la barriada habanera de Los Sitios, una lista de productos en oferta circula rápidamente entre los vecinos a través de WhatsApp.
Galletas dulces, refrescos instantáneos y cuadritos de sopa concentrada son algunos de los productos que pequeños comerciantes están liquidando antes de cerrar sus puertas definitivamente.
¿La causa?: la reciente resolución publicada en la Gaceta Oficial que prohíbe a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) vender al por mayor sin la intermediación del Estado y excluye a los trabajadores por cuenta propia del comercio mayorista.
Pablo, dueño de una bodega cercana a la avenida Carlos III, explicó al citado medio que las nuevas medidas lo han llevado a rematar sus existencias.
“Lo que me quedan son unas pocas mercancías. Estamos haciendo rebajas y ofertas para liquidar todo antes del 20 de diciembre, porque en Navidad no abriremos y en 2025 ya no existiremos como negocio”, relató.
Según Pablo, sus principales proveedores, mipymes que importaban productos desde Estados Unidos y México, ya no podrán venderle directamente.
“Se supone que ahora tenemos que comprar al Estado, pero yo con el Estado no hago tratos”, dijo.
El impacto de estas regulaciones no se limita a los pequeños mercados.
Cierre de Mipymes en La Habana: igual en el resto del país
En la calle Reina, un comercio que ofrecía refrescos, cerveza y golosinas cerró sus puertas definitivamente.
Vecinos comentan que la propietaria del local, quien alquilaba parte de su vivienda para el negocio, perdió una importante fuente de ingresos. “Ahora, para comprar algo frío o un cigarro, hay que caminar más”, se lamentó una residente.
En otros sectores, como el de materiales de construcción, los comerciantes también liquidan sus inventarios. Un vendedor de cemento y herramientas asegura que, aunque intentará adaptarse a las nuevas reglas, la incertidumbre prevalece.
“Nos inscribiremos bajo las nuevas condiciones, pero no sabemos si será viable”, confesó.
Para muchos emprendedores, estas medidas representan un retroceso.
Raúl Rojas Leiva, a través de Facebook, cuestiona la eficacia del Estado como intermediario, señalando que las entidades estatales apenas logran abastecer las bodegas, mal pagan a los campesinos y tienen millones de pesos en deudas con comerciantes.
La nueva normativa ha generado un panorama de cierres y preocupación en sectores que habían encontrado en las mipymes una vía para sortear las limitaciones del mercado estatal. Como siempre, el más perjudicado, el pueblo.