Friday, September 20, 2024
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A 35 años del caso Ochoa: Hija de Tony de la Guardia revela detalles del juicio

SAN LUIS POTOSÍ, México.- Hace 35 años, Arnaldo Ochoa, el coronel Antonio de la Guardia, el mayor Amado Padrón Trujillo y el capitán Jorge Martínez Valdés, acusados por el régimen cubano de narcotráfico internacional, fueron fusilados tras juicios sumarios que fueron televisados en 1989.

Los acusados en la Causa No.1 fueron incriminados por un delito contra la paz y el derecho internacional, tipificado como “actos hostiles contra un Estado extranjero”, codificado dentro de los delitos contra la seguridad del Estado.

Otras seis personas del grupo de Ochoa, entre los que se encontraban Patricio de la Guardia o Diocles Torralba fueron condenados a penas de prisión.

Luego, en la Causa No. 2, el exministro del Interior José Abrantes, quien fuera jefe de la escolta de Fidel Castro por 30 años, fue acusado de corrupción y tolerancia en el caso Ochoa.

El proceso resultó en el arresto y condena del entonces ministro del Interior, José Abrantes, y sus más cercanos colaboradores. Casi una docena de altos oficiales, todos generales y coroneles fueron sentenciados a largos años de cárcel.

En entrevista concedida al cineasta Ian Padrón para su programa Derecho a Réplica, la hija de Antonio de la Guardia y sobrina de Patricio de la Guardia, Ileana, reveló detalles del juicio que pudo presenciar y expuso las contradicciones que afloraron en el proceso contra sus familiares.

Los hermanos De la Guardia

Antonio de la Guardia, alias “Tony”, y hermano gemelo de Patricio, fue un general de brigada, considerado hombre de confianza del dictador Fidel Castro, a quien se le asignaban operaciones muy especiales.

Según recordó el cineasta Ian Padrón, Tony estableció los nexos para la entrada de divisas a Cuba por varias vías.

Un tribunal de honor militar los juzgó y una vez degradados, el tribunal supremo, en sesión extraordinaria y presidido por el propio Fidel Castro, aprobó las condenas.

“Mi padre Antonio de la Guardia Font era un militar del Ministerio del Interior que venía de una familia acomodada, para no decir de buena familia burguesa, de La Habana, que con el triunfo de la revolución, amó los principios de esta revolución, se identificó con el altruismo de los discursos de Fidel Castro, ese ímpetu revolucionario del inicio”, contó la hija.

Captura de Youtube: Derecho a Réplica-Ian Padrón

Antes de 1959, los hermanos De la Guardia estudiaban Arte en Estados Unidos y al triunfo de la revolución deciden regresar a Cuba.

En la Isla estaban sus padres, y se quedaron allí llevando una vida de artistas, pintores, “porque era lo que habían aprendido y lo que les gustaba”, recordó Ileana.

En una competencia de remo en el Vedado Yacht Club, conocen a Fidel Castro de manera casual, mediante un amigo común que tenían.

A partir de entonces, comienzan los vínculos donde le piden que empiecen a crear las primeras tropas especiales, y así, poco a poco, los hermanos se fueron involucrando con la revolución.

Al final de su carrera, Antonio comenzó a trabajar en vías para violar el embargo americano. El objetivo era sacar de Estados Unidos material de alta tecnología: computadoras, equipos médicos.

De ahí se crea el Departamento MC (Moneda Convertible) y empieza a tener contacto con cubanoamericanos que están en Estados Unidos radicados y que, supuestamente, estaban en contacto con traficantes de América Latina.

El juicio

Ileana de la Guardia rememoró los sucesos luego de que los hermanos fueran acusados de alta traición por actividades de narcotráfico en uno de los episodios más turbios de la dictadura castrista.

En su testimonio a Padrón, a partir de su experiencia como testigo presencial del juicio, contó que ni en los momentos previos ni durante el proceso judicial su padre y su tío tuvieron asistencia jurídica de un abogado.

“Antes de entrar al juicio pregunto dónde están los abogados porque a mí me citan para ir a un juicio el día anterior por la noche, que es cuando me entero. Cuando llego a la sala universal de la FAR, donde se hace el juicio, pido hablar con los abogados, tanto de mi padre como de mi tío, y el abogado de mi tío me dice ‘yo lo siento, pero no he tenido tiempo de leer lo que está en el documento que me han dado’”, relató Ileana.

A su vez, precisó que el abogado de su padre le dijo que lo defendería porque se lo pedía la revolución, pero si no, no lo defendería.

“Yo le dije, ‘mire señor, entonces no se queda aquí, váyase’. El abogado este era un abogado de oficio, y en ningún momento aparece la defensa de esos abogados”, argumentó.

El proceso del interrogatorio, dijo, estuvo lleno de inconsistencias. El fiscal Juan Escalona hacía las preguntas a partir de un libreto.

“Los va acusando de una manera muy agresiva y muy precisa y cuando ellos empiezan a explicar en algunos casos hacia dónde iba la información, hacia dónde iba el dinero, lo que ellos sabían, Escalona los cortaba y no los dejaba seguir hablando”, precisó.

¿Y los seis millones?

Tony de la Guardia estaba siendo acusado de 17 operaciones de narcotráfico con destino a Estados Unidos, con un beneficio de 6 millones de dólares, sin embargo, en el juicio nunca se preguntó por el destino del dinero.

De acuerdo con la hija, durante todo el juicio se habla de operaciones, pero en ningún momento preguntan dónde está el dinero y a dónde fue a parar.

“Esto es una cosa bien rara y extraña en un juicio jurídico con respecto al narcotráfico porque en cualquier lugar del mundo, una persona que está acusada de operaciones ilegales, en los cargos de los fiscales aparecen las pruebas de dónde está el dinero que esas personas guardaron”, afirmó.

Durante el proceso no se demostró ni se expuso como evidencia que Patricio y Antonio de la Guardia tuvieran dinero en algún lugar.

“Todo el dinero iba al Ministerio del Interior y a la oficina de Fidel Castro. Y bueno, no solamente es algo que lo han escrito estas personas, sino que quienes trabajaban con mi padre, las secretarias, las asistentes económicas, sabían formalmente que se seguía una directiva como una empresa comercial, donde los documentos estaban firmados, donde había toda una legalidad dentro de la ilegalidad, o sea, legalidad dentro de una institución que era el Ministerio del Interior”, prosiguió.

A su padre, insistió, le asignaron crear el departamento de MC como departamento dentro del Ministerio del Interior para burlar el embargo estadounidense. Esta era la función fundamental de MC.

Independientemente de ello, puntualizó, también se abocaba a buscar divisas. “Pero el tráfico de drogas que se les imputa a ellos es un tráfico de drogas que tiene que ver con los lancheros que entraban y salían de Estados Unidos y que eran los que llevaban este material de alta tecnología a Cuba. Y eran lancheros que iban a América Central y esos lancheros estaban en un tráfico de drogas. Pero no es que MC había organizado en Cuba ni con América Latina un tráfico de drogas”.

El dinero obtenido de algunas operaciones se mandaba directamente a las autoridades del gobierno cubano. Sin embargo, en ningún momento en el juicio apareció ni se habló de que había una cuenta con dinero, refirió Ileana.

Un juicio para debilitar

El juicio se realizó en una sala con capacidad para más de 100 personas. En su mayoría, los asistentes eran militares de las Fuerzas Armadas y cerca de donde estaban los acusados se sentaron los familiares.

“Yo pienso que el objetivo de esta especie de circo que organizó Fidel Castro era mostrar a todos los militares que si alguno de ellos se atrevía a criticar a Fidel o a Raúl Castro e intentar hacer una perestroika, habría consecuencias”, expresó.

En su opinión, el fiscal Escalona se burló de los acusados, los humilló les habló de forma agresiva y lo smanipuló con los hijos y la familia, sin derecho a réplica.

“Fue un juicio más que nada para debilitarlos, incluso también psicológicamente y para hacer que nosotros los familiares nos diéramos cuenta y sintiéramos que no había prácticamente nada que hacer”, agregó.

En medio de la cólera y la impotencia, como reconoció, logró mandarle un mensaje a su padre durante el último día.

Cuando el fiscal pidió pide la pena capital, en medio del dolor de las familias de los acusados “porque emocionalmente es muy difícil aceptar la pena de muerte”, Ileana gritó un contundente mensaje a su padre.

“Yo me levanto y le grito a mi papá, ‘esto yo no voy a dejar que pase, y yo voy a hacer todo lo posible a través de todos los contactos que nosotros tenemos para impedir la pena de muerte’, ahí nos sacan de la sala y nos llevan hacia afuera, es el único momento donde yo puedo decir algo, y me alegro habérselo dicho en ese momento, la verdad”, puntualizó.

En el momento más personal del juicio, numerosos familiares gritaron improperios al fiscal Escalona, y crearon mucho escándalo. Fue la única manera de “tener una pequeña réplica al poder”.

“Si asumo queda en familia”

El propio De la Guardia le confesó a su hija que asumió la total responsabilidad de los hechos porque si así lo hacía, “todo quedaba en familia”.

“Me ha dicho el comandante que si yo asumo la responsabilidad va a quedar en familia y no va a haber la pena capital, no va a haber fusilamiento”, recordó la cubana.

Los líderes de la dictadura lo habían chantajeado diciendo que si ellos no asumían pagarían todos juntos, la isla sería invadida, habría “un drama muy muy grande en el país”.

“‘Hace falta que tú asumas la responsabilidad y después esto está arreglado, no te vamos a fusilar’”, recordó Ileana de la Guardia.

En su opinión, su padre se inmoló por proteger a la familia y evitar repercusiones posteriores.

“Desde el momento que ellos lo detienen y que empiezan los interrogatorios y la tortura psicológica que hacen en Villa Marista, yo creo que, hasta cierto punto, él sentía la situación muy difícil, muy, muy difícil”, sentenció.

La causa número 1

El 13 de julio de 1989, con el cierre del caso, “la causa número 1 de 1989”, fue fusilado en La Habana Arnaldo Ochoa, quien había pertenecido a la Columna 2 bajo las órdenes de Camilo Cienfuegos durante la lucha contra Fulgencio Batista. Ochoa participó además en los combates de Bahía de Cochinos en abril de 1961. Estuvo en Playa Girón durante la Crisis de los Misiles. Había sido proclamado por Fidel Castro Héroe de la República de Cuba

Junto a Arnaldo Ochoa fueron fusilados Tony de la Guardia, Jorge Martínez Valdés y Amado Padrón Trujillo. 

El delito de tráfico de drogas imputado a los acusados según el artículo 190, incisos 1, 3 y 4 del Código Penal cubano vigente en 1989, no preveía la pena de muerte. La sanción máxima era de 15 años de privación de libertad.

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